sábado, 7 de julio de 2007

Si es amor, pero solo lo parece…


Cuando ella subió la empinada colina y vió la entrada de la casa, el camino era tan difícil y llegó tan cansada que no se sorprendió de que la entrada del camino, que se suponía la principal, diera justamente al patio trasero, donde había un pequeño huerto y un pequeño cobertizo con algunos animales. Pensó que esa casa estaba al revés. De espaldas al mundo.
“La vieja” estaba sentada en un pequeño banco de madera bajo un gran nogal cuyas ramas daban sombra tanto al interior del huerto tras un bajo muro que rodeaba el patio, como al exterior de este, donde la esperaba, a ella, sentada.
Cuando ella la vió por primera vez, sentada en aquel banco, con la cabeza apoyada sobre el muro y con los ojos cerrados, pensó que no era la persona que buscaba. Cuando al instante y a unos dos metros de ella, al mismo tiempo que abría los ojos y levantaba la mirada, le pregunto; ¿Qué has venido a buscar en mí?, antes de contestar, le dió tiempo a pensar…debe ser cierto lo que dicen de esta mujer, esa mirada…dicen, que parece mas vieja por diabla que por vieja.

- Háblame del deseo…
- ¿No conoces el deseo? Por eso sufres…
- ¿Crees que no debería existir?
- ¿Crees que existiría el mundo sin el deseo? ¿me creerías si te dijera que el monje mas aislado humilde y célibe, sabe más de deseos que tú y yo juntas? Solo que suele olvidar lo fundamental y sufre cien veces mas.
- ¿Hay deseos buenos y malos?
- Eso es lo fundamental… ¿Cómo puedes conocer el deseo si lo juzgas?
- ¿Cómo dominar el deseo?
- No puedes dominarlo, solo conocerlo. Solo podemos aprender a desear.
- ¿Qué me impide conocerlo?
- El propio deseo…
- ¿Hay amor en el deseo?
- ¿No es el amor el deseo universal de que todo sea?
- ¿Cómo puedo saber si me desea?
- Aprende primero a saber porque le deseas…solo cuando sientas no desearle, el deseo mismo lo atraerá hacia ti o dejará de hacerlo para siempre. Mientras no lo sepas, podrás dejar de desearle algún día, pero solo para desear a su gemelo…
- Viniste para que te proporcionase un filtro,- continuó hablando “la vieja”- pero no te lo daré
- ¿Por qué?
- Volverías a por más. Lo harías por el mismo camino por el que viniste hoy. Si un día decides volver por él, esta “diabla” siempre a tu servicio, te lo proporcionará. Acompáñame- Se levantó del banco y la cogió de la mano.

Rodearon la casa por una pequeña senda que nacía casi justo a la izquierda del nogal. Llegaron a una pequeña explanada cubierta de cipreses de donde salía un camino ancho y llano que llevaba a la ruina de una ermita y de ahí continuaba hacia el pueblo.
Después de un largo silencio se despidieron en la entrada principal de la casa.
- Si vuelves por este camino, quizá ya no lo necesites. Podrás recibir a cambio el fuego de mi humilde hoguera, un vaso de vino, la sombra del nogal o alguno de sus frutos que cayeran a tus pies. ¿Sigues pensando que mi casa esta al revés?
Ella sonrió, dio media vuelta y se dirigió al pueblo por el camino de la ermita.